Emotivo encuentro de un joven recuperado con su padre

06:40|Se trata de Francisco Madariaga Quintela, quien vivió 32 años con un represor. Es el nieto 101 ubicado por Abuelas de Plaza de Mayo.

EMOCION. Abel Madariaga Quintela abraza ayer a su hijo, al que conoció despues de 32 años de búsqueda. (David Fernández)

Sabía que algo estaba mal, que no encajaba. Hasta hace una semana se llamaba Alejandro Ramiro Gallo y hacía 32 que vivía en la mentira. Su nombre real es Francisco Madariaga Quintela y es el nieto 101 encontrado por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, entidad de la que forma parte su padre, Abel Madariaga, quién lo buscaba desde 1983.

"Haber encontrado a Francisco es lo que tenía que hacer, por su madre que está desaparecida", dijo Abel, emocionado, durante la conferencia de prensa en la que ayer se presentó al nieto 101 en la sede de Abuelas y de la que participó la titular de la entidad, Estela de Carlotto. Para Francisco el momento fue tan fuerte como para su padre: "Es encontrar algo tuyo, algo de lo que te habían privado durante 32 años: de la verdad", resumió. Francisco nació en cautiverio en julio de 1977 y fue apropiado por el ex oficial de Inteligencia del Ejército y ex miembro del Batallón 601, Alejandro Gallo, detenido el viernes.

Silvia Quintela, la mamá de Francisco, fue secuestrada el 17 de enero de 1977 en Florida, con 28 años y un embarazo de cuatro meses. Era médica y militante de Montoneros. Nunca apareció. Abel, también Montonero, sobrevivió a la emboscada y partió al exilio. Vivió primero en Suecia y después en México, regresó a la Argentina con la democracia. Desde entonces trabaja como secretario en Abuelas, entidad desde la que encontró a su hijo. El 17 de febrero, luego de tomadas las muestras de ADN, la jueza de San Isidro, Sandra Arroyo, confirmó la restitución de identidad.

Francisco se acercó a Abuelas hace diez días, apoyado por sus amigos y movido por la incertidumbre y las diferencias físicas y de personalidad, que advirtió desde siempre entre él y su "familia". "Fueron años muy oscuros. Viví como un fantasma. Era raro sentir que tu propia familia no te dejaba avanzar y no te ayudaba en nada", confesó Francisco, y añadió que tenía dos "hermanos", a los que calificó también de "víctimas" y con quienes dijo "no tenía parecido físico alguno".

Fue Susana Colombo, ex mujer de Gallo y a quien Francisco creía su madre, la que acuciada por sus dudas le confesó que lo habían traído de Campo de Mayo y que podía ser hijo de desaparecidos.

Susana y Francisco contaron que Gallo tenía un trato violento con ambos, tanto físico como psicológico. Ella contó, además, que después de haberle dicho a Gallo que Francisco se presentaría ante Abuelas, el joven sufrió dos incidentes sospechosos.