Un congresista acusado de abusar de un subordinado culpa a la Casa Blanca de tenderle una trampa

Tocamientos, presiones y becarios en el último escándalo demócrata

11 Marzo 10 - Nueva York - Marta Torres

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El demócrata Eric Massa acusa al jefe de gabinete de Obama de purgarle por no apoyar la reforma sanitaria.

¿Qué hizo el demócrata de la Cámara de Representantes Eric Massa a sus empleados?¿Les tocó, les acarició o les hizo cosquillas? De momento, este comandante retirado de la Marina, de 59 años, ha reconocido las tres cosas, aunque también las ha desmentido. Todo, claro, en entrevistas televisivas. Así, es el circo de la política en Washington.

De lo único que está seguro es de que el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Rahm Emanuel, le amenazó en las duchas del gimnasio del Capitolio por estar en contra de la reforma sanitaria. A su juicio, todo ha sido una trampa para hacerle dimitir.

«Ahí estoy duchándome, como mi madre me trajo al mundo, y llega Rahm Emanuel sin ni siquiera con una toalla en torno al culo, clavándome el dedo en el pecho y gritándome porque no iba a votar en favor de la propuesta de presupuesto del presidente. ¿Saben lo embarazoso que es mantener una discusión política con un hombre en pelotas?», describió Massa sobre su encuentro de hace meses.

El portavoz de la Casa Blanca, Roberts Gibbs, le restó importancia a estos comentarios y sugirió a los reporteros enviar un correo directamente a Emanuel para preguntarle sobre lo sucedido en las duchas del Capitolio. Este político de Chicago, con el que nadie se atreve a gastar demasiadas bromas en Washington, ha sido protagonista en las últimas semanas de titulares en los medios de comunicación estadounidenses que buscan responsables en los fracasos de la agenda del presidente Barack Obama.

Massa mantiene la historia de la ducha. Pero en una entrevista en la cadena Fox también admitió que «dimití porque he querido» y no por presiones de la Casa Blanca. En la cadena conservadora, también reconoció haber tocado a sus empleados, aunque dos horas después en la CNN indicó que sólo les hizo cosquillas.

Sobre las supuestas caricias de Massa, las cuales iban acompañadas de comentarios sexuales, sí se sabe que a principios de enero del año 2009 empezaron a incomodar a sus subordinados. Fue después cuando comenzaron a circular los rumores de que este hombre, casado y con dos hijos, había hecho proposiciones indecentes a los más jóvenes e incluso a los becarios.

En febrero, uno de estos chicos se puso en contacto con la oficina del líder demócrata en el Congreso, Steny H. Hoyer, para pedirle consejo sobre qué protocolo seguir en dicha situación. Fue entonces cuando este demócrata les recomendó dar cuenta al Comité de Ética. La semana pasada fue cuando la investigación se hizo pública. Y entonces empezó el circo con las explicaciones de Massa. En un principio dio cuenta de que no iba a presentarse en noviembre a la reelección porque le había reaparecido un cáncer. Pero el martes optó por dimitir. Y con el anuncio vinieron las explicaciones. Primero en Fox, donde se presentó con una radiografía para demostrar su enfermedad y fotos con sus compañeros de la Marina que describió como «una orgía en Calígula». Tras su intervención en la cadena conservadora, apareció en la CNN donde se enfadó cuando el presentador Larry King le preguntó si era gay. Por ahora, ha dicho que no piensa conceder más entrevistas para explicar el asunto de las caricias, aunque como en todo puede volver a cambiar de opinión.

Las «bromas» de Massa
El controvertido político, que ha pasado desapercibido hasta ahora, ha explicado sin tapujos en las televisiones sus «incidentes». En la Marina dice que vio a un compañero masturbándose. «Entonces, le pregunté que si necesitaba ayuda», se jactó Massa en la cadena Fox. También ha admitido el «incidente» que protagonizó con uno de sus subordinados en la fiesta de su 50 cumpleaños. «Están diciendo que toqué a uno de mis ayudantes. Sí, lo hice, no sólo le toqué, también le hice cosquillas hasta que no pudo respirar. Y cuatro hombres se tiraron encima de mí. Entre un tumulto de gente puede pasar cualquier cosa», bromeó.