http://www.abc.es/20100413/internacional-africa/mujer-vaqueros-latigazos-20100413.html
Mujer con vaqueros: 40 latigazos

AFP Una mujer sudanesa vota en Hosh Bannaga, la localidad de nacimiento del presidente islamista Bashir

EDUARDO S. MOLANO | JUBA

Cuando la Comisión Electoral sudanesa decidió ayer alargar dos días más el plazo electoral (hasta el jueves) para que cerca de 16 millones de sudaneses ejerzan su derecho al voto en la elecciones presidenciales y regionales, una importante cuestión -el abismo religioso que sufre el país- centraba el debate político.

En la actualidad, y a la espera de que el referéndum de independencia de 2011 ponga fin a esta aporía, en Sudán conviven dos Estados ciertamente dispares en su religiosidad. El norte -administrado bajo la dictadura islamista de Omar Hassan al Bashir- y el sur, cristiano-animista, y regido «de facto» por el Movimiento Popular para la Liberación de Sudán (SPLM).

Como señala a ABC el secretario general de la archidiócesis de Juba, «sólo en las 10 provincias del sur, se encuentra el 90% de todos los cristianos. Por ello, los que se ven obligados a vivir en otras regiones sufren el rechazo y la persecución por parte del Gobierno de Bashir».

Una diferencia social que conoce a la perfección la periodista Lubna Ahmed al Husein, quien el pasado 3 de julio fue detenida en la capital, Jartum, por el simple hecho de vestir pantalones. Un «delito» que el artículo 152 del Código Penal castiga hasta con 40 latigazos.

«Antes de la llegada de Bashir al poder, Sudán era uno de los estados africanos donde el sector femenino gozaba de mayores libertades y formaban parte de la élite intelectual de la nación. Sin embargo, sólo en el último año, 43 mujeres han sido detenidas en el municipio de Jartum por vestir indecentemente», afirma la periodista.

De igual forma, más de 700 mujeres cumplen condena en las cárceles de la capital por ir en contra de la «sharia», la ley islámica. Y todo ello, pese a que la Constitución de 2005 garantiza la libertad de culto en el país.

Conversión al Islam

Una situación que resulta ciertamente irreal ya que, según denuncia el propio Consejo Mundial de Iglesias, el Gobierno central «premia» la conversión al Islam, mientras que prohíbe la apostasía o la profesión de otros cultos.

Aunque el caso viene de lejos. Desde que en 1989 el Frente Islámico Nacional -comandado entonces por el clérigo radical Hassan al Turabi- accediera al poder, al menos 2 millones de personas (la mayoría cristianos) han sido asesinadas en Sur Sudán. De igual forma, tanto en esta región como en el enclave de Darfur, operan las «Fuerzas Populares de Defensa (SPDF)», unas milicias, sobre el papel «voluntarias», aunque formadas, en realidad, por más de 100.000 paramilitares de corte islamista que el propio Bashir subvenciona.