Georg Ratzinger, el hermano incómodo del Papa
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Georg Ratzinger, el hermano incómodo del Papa
Carmen Álvarez
Los escándalos de abuso sexual por parte de curas católicos alcanzan al Coro de los Pequeños Gorriones de la Catedral de Ratisbona, que Georg dirigía. Él admite que no sólo la Iglesia alemana calló ante los casos de pederastia, sino también la sociedad
A sus 86 años de edad, Georg Ratzinger es alcanzado por denuncias de pedofilia en el Coro de los Pequeños Gorriones de
“Son temas muy delicados”, dijo a Excélsior Elio Masferrer, presidente de
Franz Wittenbrink, alumno hasta 1967 del internado de niños cantores de
“
“Nunca hablamos de ese tipo de asuntos”, se defendió el sacerdote, director de orquesta y compositor, en relación con esos casos de pederastia ocurridos entre 1958 y 1973, hace ya casi cuatro décadas.
Hace un año todavía, en los festejos de su aniversario número 85, Georg había pasado más de la segunda mitad de su vida rodeado de honores como el nombramiento de prelado honorario de su santidad Paulo VI, en 1976, o protonotario del papa Juan Pablo II en 1993.
En 1994 recibió
Masferrer, también autor del prólogo en español del libro Benedicto XVI. Papa sin Aureola, de Richard Corell y Ronald Koch, comentó a este diario que los problemas de pederastia clerical siempre existieron. No los inventaron los periodistas de hoy ni Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de
Al respecto, el historiador Karlheinz Deschner escribió para la serie El III Reich, de editorial Anesa/Noguer, que
“En 1936/37
Sin embargo, Masferrer señala que Georg y su hermano Joseph prefirieron callar, “nadar de muertito”, pretender que nunca vieron, que nunca supieron y que les pasaron de noche esos abusos.
“Igual que sucedió aquí con el caso de Marcial Maciel, los prelados católicos alemanes de entonces se hacían los tontos y eludían el escándalo porque una premisa de
En cuanto a los crímenes del régimen nazi, que los hermanos Ratzinger debieron presenciar cuando eran adolescentes integrantes de las Juventudes Hitlerianas, Masferrer, Corell y Koch también reprochan que Georg y que su hermano menor, Joseph, no hayan roto el silencio para denunciarlos.
“La resistencia era realmente imposible”, dijo Georg a la edición del 17 de abril de 2005 del diario inglés Sunday Times.
Pero Masferrer opina que la resistencia de muchos católicos a la dictadura nazi, no sólo existió, sino que fue decidida y heroica, sólo que Hitler fue muy hábil al firmar con
“Hubo católicos que se opusieron al nazismo por considerarlo una doctrina inhumana que iba contra la tradición cultural alemana y se jugaron la vida, pero también hubo otros católicos que se fueron para donde soplaba el viento. No hago juicios de valor ni digo que sea malo, sólo que los hermanos Ratzinger están en ese segundo grupo”, dijo Masferrer.
De esa resistencia Deschner señala que en el verano de 1934, cuando Hitler mandó a eliminar a Erich Klausene, presidente de
“Un Estado totalitario como el de Hitler no podía tolerar a su lado a otro sistema absolutista si no era afrontando el riesgo de quedar debilitado. Las asociaciones católicas fueron, en consecuencia, asimiladas al sistema… se atacó con saña el Viejo y el Nuevo Testamento. Los eclesiásticos sufrieron calumnias y cárcel”, escribió Deschner para la serie de El III Reich.
Aquí Masferrer enfatizó que fueron los alemanes opositores a Hitler, y no los judíos (ni los gitanos) quienes inauguraron los campos de concentración nazis. Aunque Dachau, según Corell y Koch, ya existían desde las primeras décadas del siglo XX, pues allí estuvo en 1919 el líder del Partido Comunista Alemán, Hans Beimler, antes de ser enviado nuevamente allí por los Nazis en 1933.
En cuanto al genocidio, al Holocausto perpetrado por los nazis, tanto Masferrer como Corell y Koch coinciden en que, una vez más, el silencio y la negación distinguen a Georg y sobre todo a su hermano menor, Joseph, como lo revelan sus escritos de 1997 y su biografía oficial.
“¿Acaso hasta 1997 no había sabido nada del asesinato en masa de las SS en el bosque cercano (donde vivían)? ¿Nada acerca del asesinato de 61 personas, del funeral, del cementerio para los prisioneros de los campos de concentración, nada acerca del lugar conmemorativo, nada sobre toda la masacre que se menciona en la historia oficial de la moderna Traunstein..?, escriben en su libro de reciente circulación en México.
No, añade Masferrer, “porque la divisa de Georg y de su hermano ha sido el silencio a pesar de que en el seminario de Traunstein precisamente tuvieron su formación musical y religiosa gracias al apoyo de su mentor Michael von Faulhaber” (1869-1952), el cardenal de Munich y Frisinga que patrocinó su educación y a quien Joseph, el futuro Benedicto XVI, sucedió años después de su muerte en el cargo.
Y añadió que también hay que recordar que Faulhaber, el guía espiritual de ambos, puso rápidamente fin a su inicial resistencia antinazi para convertirse durante el III Reich en un abierto defensor del régimen de Hitler que pidió a los sacerdotes que apoyaran a
“El 17 de junio de 1941 (Faulhaber) había pedido a los obispos bávaros que fueran valientes en la terrible lucha contra el bolchevismo, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, quien fuera crucificado por los judíos”, escriben Corell y Koch.
Un personaje que, según relatan, escribió meses después que los no arios de Munich eran transportados de forma brutal a Polonia.
“¿Cómo no iban a saber los Ratzinger lo que sucedía?”, acotó Masferrer. Otro factor que, en opinión de Corell y Koch, influyó probablemente en el silencio cómplice de Georg y de su hermano, fue el respeto que su padre, el gendarme Joseph Ratzinger, tenía por la autoridad, por el catolicismo bávaro heredero de la contrarreforma, y posiblemente por el legado antijudío del tío abuelo, también llamado Georg Ratzinger (1844-1899).
Porque, según escribió John Abbott en la obra Antisemitism, A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution (2005), el tío abuelo, un católico conservador que se convirtió en legislador del Congreso bávaro y luego del Reichstag, escribió dos textos abiertamente antisemitas:
Según esta obra, el antisemitismo y la búsqueda de “una solución final al problema judío” estaban enraizados en el pensamiento alemán del siglo XIX, al grado de hacerse presentes en autores de la importancia de Karl Marx e incluso de Thomas Mann.
Los escándalos de abuso sexual por parte de curas católicos alcanzan al Coro de los Pequeños Gorriones de la Catedral de Ratisbona, que Georg dirigía. Él admite que no sólo la Iglesia alemana calló ante los casos de pederastia, sino también la sociedad
A sus 86 años de edad, Georg Ratzinger es alcanzado por denuncias de pedofilia en el Coro de los Pequeños Gorriones de
“Son temas muy delicados”, dijo a Excélsior Elio Masferrer, presidente de
Franz Wittenbrink, alumno hasta 1967 del internado de niños cantores de
“
“Nunca hablamos de ese tipo de asuntos”, se defendió el sacerdote, director de orquesta y compositor, en relación con esos casos de pederastia ocurridos entre 1958 y 1973, hace ya casi cuatro décadas.
Hace un año todavía, en los festejos de su aniversario número 85, Georg había pasado más de la segunda mitad de su vida rodeado de honores como el nombramiento de prelado honorario de su santidad Paulo VI, en 1976, o protonotario del papa Juan Pablo II en 1993.
En 1994 recibió
Masferrer, también autor del prólogo en español del libro Benedicto XVI. Papa sin Aureola, de Richard Corell y Ronald Koch, comentó a este diario que los problemas de pederastia clerical siempre existieron. No los inventaron los periodistas de hoy ni Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de
Al respecto, el historiador Karlheinz Deschner escribió para la serie El III Reich, de editorial Anesa/Noguer, que
“En 1936/37
Sin embargo, Masferrer señala que Georg y su hermano Joseph prefirieron callar, “nadar de muertito”, pretender que nunca vieron, que nunca supieron y que les pasaron de noche esos abusos.
“Igual que sucedió aquí con el caso de Marcial Maciel, los prelados católicos alemanes de entonces se hacían los tontos y eludían el escándalo porque una premisa de
En cuanto a los crímenes del régimen nazi, que los hermanos Ratzinger debieron presenciar cuando eran adolescentes integrantes de las Juventudes Hitlerianas, Masferrer, Corell y Koch también reprochan que Georg y que su hermano menor, Joseph, no hayan roto el silencio para denunciarlos.
“La resistencia era realmente imposible”, dijo Georg a la edición del 17 de abril de 2005 del diario inglés Sunday Times.
Pero Masferrer opina que la resistencia de muchos católicos a la dictadura nazi, no sólo existió, sino que fue decidida y heroica, sólo que Hitler fue muy hábil al firmar con
“Hubo católicos que se opusieron al nazismo por considerarlo una doctrina inhumana que iba contra la tradición cultural alemana y se jugaron la vida, pero también hubo otros católicos que se fueron para donde soplaba el viento. No hago juicios de valor ni digo que sea malo, sólo que los hermanos Ratzinger están en ese segundo grupo”, dijo Masferrer.
De esa resistencia Deschner señala que en el verano de 1934, cuando Hitler mandó a eliminar a Erich Klausene, presidente de
“Un Estado totalitario como el de Hitler no podía tolerar a su lado a otro sistema absolutista si no era afrontando el riesgo de quedar debilitado. Las asociaciones católicas fueron, en consecuencia, asimiladas al sistema… se atacó con saña el Viejo y el Nuevo Testamento. Los eclesiásticos sufrieron calumnias y cárcel”, escribió Deschner para la serie de El III Reich.
Aquí Masferrer enfatizó que fueron los alemanes opositores a Hitler, y no los judíos (ni los gitanos) quienes inauguraron los campos de concentración nazis. Aunque Dachau, según Corell y Koch, ya existían desde las primeras décadas del siglo XX, pues allí estuvo en 1919 el líder del Partido Comunista Alemán, Hans Beimler, antes de ser enviado nuevamente allí por los Nazis en 1933.
En cuanto al genocidio, al Holocausto perpetrado por los nazis, tanto Masferrer como Corell y Koch coinciden en que, una vez más, el silencio y la negación distinguen a Georg y sobre todo a su hermano menor, Joseph, como lo revelan sus escritos de 1997 y su biografía oficial.
“¿Acaso hasta 1997 no había sabido nada del asesinato en masa de las SS en el bosque cercano (donde vivían)? ¿Nada acerca del asesinato de 61 personas, del funeral, del cementerio para los prisioneros de los campos de concentración, nada acerca del lugar conmemorativo, nada sobre toda la masacre que se menciona en la historia oficial de la moderna Traunstein..?, escriben en su libro de reciente circulación en México.
No, añade Masferrer, “porque la divisa de Georg y de su hermano ha sido el silencio a pesar de que en el seminario de Traunstein precisamente tuvieron su formación musical y religiosa gracias al apoyo de su mentor Michael von Faulhaber” (1869-1952), el cardenal de Munich y Frisinga que patrocinó su educación y a quien Joseph, el futuro Benedicto XVI, sucedió años después de su muerte en el cargo.
Y añadió que también hay que recordar que Faulhaber, el guía espiritual de ambos, puso rápidamente fin a su inicial resistencia antinazi para convertirse durante el III Reich en un abierto defensor del régimen de Hitler que pidió a los sacerdotes que apoyaran a
“El 17 de junio de 1941 (Faulhaber) había pedido a los obispos bávaros que fueran valientes en la terrible lucha contra el bolchevismo, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, quien fuera crucificado por los judíos”, escriben Corell y Koch.
Un personaje que, según relatan, escribió meses después que los no arios de Munich eran transportados de forma brutal a Polonia.
“¿Cómo no iban a saber los Ratzinger lo que sucedía?”, acotó Masferrer. Otro factor que, en opinión de Corell y Koch, influyó probablemente en el silencio cómplice de Georg y de su hermano, fue el respeto que su padre, el gendarme Joseph Ratzinger, tenía por la autoridad, por el catolicismo bávaro heredero de la contrarreforma, y posiblemente por el legado antijudío del tío abuelo, también llamado Georg Ratzinger (1844-1899).
Porque, según escribió John Abbott en la obra Antisemitism, A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution (2005), el tío abuelo, un católico conservador que se convirtió en legislador del Congreso bávaro y luego del Reichstag, escribió dos textos abiertamente antisemitas:
Según esta obra, el antisemitismo y la búsqueda de “una solución final al problema judío” estaban enraizados en el pensamiento alemán del siglo XIX, al grado de hacerse presentes en autores de la importancia de Karl Marx e incluso de Thomas Mann.
sin Aureola, de Richard Corell y Ronald Koch, comentó a este diario que los problemas de pederastia clerical siempre existieron. No los inventaron los periodistas de hoy ni Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de
Al respecto, el historiador Karlheinz Deschner escribió para la serie El III Reich, de editorial Anesa/Noguer, que
“En 1936/37
Sin embargo, Masferrer señala que Georg y su hermano Joseph prefirieron callar, “nadar de muertito”, pretender que nunca vieron, que nunca supieron y que les pasaron de noche esos abusos.
“Igual que sucedió aquí con el caso de Marcial Maciel, los prelados católicos alemanes de entonces se hacían los tontos y eludían el escándalo porque una premisa de
En cuanto a los crímenes del régimen nazi, que los hermanos Ratzinger debieron presenciar cuando eran adolescentes integrantes de las Juventudes Hitlerianas, Masferrer, Corell y Koch también reprochan que Georg y que su hermano menor, Joseph, no hayan roto el silencio para denunciarlos.
“La resistencia era realmente imposible”, dijo Georg a la edición del 17 de abril de 2005 del diario inglés Sunday Times.
Pero Masferrer opina que la resistencia de muchos católicos a la dictadura nazi, no sólo existió, sino que fue decidida y heroica, sólo que Hitler fue muy hábil al firmar con
“Hubo católicos que se opusieron al nazismo por considerarlo una doctrina inhumana que iba contra la tradición cultural alemana y se jugaron la vida, pero también hubo otros católicos que se fueron para donde soplaba el viento. No
hago juicios de valor ni digo que sea malo, sólo que los hermanos Ratzinger están en ese segundo grupo”, dijo Masferrer.
De esa resistencia Deschner señala que en el verano de 1934, cuando Hitler mandó a eliminar a Erich Klausene, presidente de
“Un Estado totalitario como el de Hitler no podía tolerar a su lado a otro sistema absolutista si no era afrontando el riesgo de quedar debilitado. Las asociaciones católicas fueron, en consecuencia, asimiladas al sistema… se atacó con saña el Viejo y el Nuevo Testamento. Los eclesiásticos sufrieron calumnias y cárcel”, escribió Deschner para la serie de El III Reich.
Aquí Masferrer enfatizó que fueron los alemanes opositores a Hitler, y no los judíos (ni los gitanos) quienes inauguraron los campos de concentración nazis. Aunque Dachau, según Corell y Koch, ya existían desde las primeras décadas del siglo XX, pues allí estuvo en 1919 el líder del Partido Comunista Alemán, Hans Beimler, antes de ser enviado nuevamente allí por los Nazis en 1933.
En cuanto al genocidio, al Holocausto perpetrado por los nazis, tanto Masferrer como Corell y Koch coinciden en que, una vez más, el silencio y la negación distinguen a Georg y sobre todo a su hermano menor, Joseph, como lo revelan sus escritos de 1997 y su biografía oficial.
“¿Acaso hasta 1997 no había sabido nada del asesinato en masa de las SS en el bosque cercano (donde vivían)? ¿Nada acerca del asesinato de 61 personas, del funeral, del cementerio para los prisioneros de los campos de concentración, nada acerca del lugar conmemorativo, nada sobre toda la masacre que se menciona en la historia oficial de la moderna Traunstein..?, escriben en su libro de reciente circulación en México.
No, añade Masferrer, “porque la divisa de Georg y de su hermano ha sido el silencio a pesar de que en el seminario de Traunstein precisamente tuvieron su formación musical y religiosa gracias al apoyo de su mentor Michael von Faulhaber” (1869-1952), el cardenal de Munich y Frisinga que patrocinó su educación y a quien Joseph, el futuro Benedicto XVI, sucedió años después de su muerte en el cargo.
Y añadió que también hay que recordar que Faulhaber, el guía espiritual de ambos, puso rápidamente fin a su inicial resistencia antinazi para convertirse durante el III Reich en un abierto defensor del régimen de Hitler que pidió a los
sacerdotes que apoyaran a
“El 17 de junio de 1941 (Faulhaber) había pedido a los obispos bávaros que fueran valientes en la terrible lucha contra el bolchevismo, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, quien fuera crucificado por los judíos”, escriben Corell y Koch.
Un personaje que, según relatan, escribió meses después que los no arios de Munich eran transportados de forma brutal a Polonia.
“¿Cómo no iban a saber los Ratzinger lo que sucedía?”, acotó Masferrer. Otro factor que, en opinión de Corell y Koch, influyó probablemente en el silencio cómplice de Georg y de su hermano, fue el respeto que su padre, el gendarme Joseph Ratzinger, tenía por la autoridad, por el catolicismo bávaro heredero de la contrarreforma, y posiblemente por el legado antijudío del tío abuelo, también llamado Georg Ratzinger (1844-1899).
Porque, según escribió John Abbott en la obra Antisemitism, A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution (2005), el tío abuelo, un católico conservador que se convirtió en legislador del Congreso bávaro y luego del Reichstag, escribió dos textos abiertamente antisemitas:
Según esta obra, el antisemitismo y la búsqueda de “una solución final al problema judío” estaban enraizados en el pensamiento alemán del siglo XIX, al grado de hacerse presentes en autores de la importancia de Karl Marx e incluso de Thomas Mann.
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