Tampoco las obispas deben beber al volante

RAMIRO VILLAPADIERNA | CORRESPONSAL EN BERLÍN

Publicado Martes , 23-02-10 a las 19 : 52

La obispa Margot Käßmann es una mujer extraordinaria, no sólo por ser la primera a la cabeza de la Iglesia Evangélica Alemana, con sólo 51 años; o por acabar de divorciarse con cuatro hijos o tener una retórica temible en sus intervenciones políticas, sino porque a veces en la madrugada se ha saltado un semáforo en rojo y, a veces incluso, va notablemente embriagada.

Ahora, la presidenta del consejo evangélico, ha sido detenida por la policía de Hannover, con 1,54 por mil de alcohol en sangre. De entrada esto significa que, en esta Cuaresma, Käßmann no había renunciado al alcohol, como manifestó en años anteriores, cuando en una entrevista explicaba que era su forma de ayunar, así como que la fe se profundiza caminando en solitario.

Pero según el fiscal de Hannover la vulneración del semáforo y la embriaguez significa también una causa judicial contra esta conocida teóloga, que discute las actuaciones del gobierno alemán y que, recientemente, saltó a los titulares por su divorcio.

“Un 1,1 por mil de alcohol es ya un valor máximo”, dice el fiscal Jürgen Lendeckel, “todo lo que lo excede es ya perseguible penalmente”. La multa anticipada sería de un “sueldo mensual completo”, según la directora de la policía en la capital de Sajonia Inferior, Anja Gläser.

“Me asusto de mí misma por haber cometido un error tan grave”, reconoce Käßmann, pero ello no le evita la posibilidad de tener que afrontar posiblemente un proceso judicial. “Por supuesto”, dijo la líder religiosa, “asumiré las consecuencias legales” pertinentes, pese a insistir en que habría bebido mucho menos de lo denunciado.

Sólo un vaso de vino

Según descubre el diario «Bild», la mandataria de la iglesia protestante y luterana fue interceptada por una patrulla, en la noche del pasado sábado, tras saltarse un semáforo a bordo de su vehículo oficial, un Volkswagen Phaeton.

La prueba de alcoholemia dio el equivalente a la ingestión de 0,7 litros de vino o 1,5 litros de cerveza, pese a que en su opinión sólo habría bebido un vaso de vino. Tal vez este año hubiera ayunado en la cena, y no en la bebida, y el mililitraje en sangre se disparara. Los agentes le retiraron inmediatamente el carnet de conducir y obligó a la reponsable religiosa a acompañarles a la comisaría, dejando inmoviliado el vehículo. Esta arrojada mujer de iglesia admite ser “consciente de lo peligroso e irresponsable que es conducir bajo los efectos del alcohol”.

La teóloga y superintendente evangélica, desde octubre de 2009, fue elegida obispo de la sede de Hannover diez años antes, con apenas 40 años, y, desde entonces, se había hecho notar crecientemente por su dinamismo, generosa liberalidad e, incluso, modos deslenguados.

En los últimos meses ha desatado críticas de “accionismo” inadecuado, por parte de algunos medios y políticos, tras lanzar inopinados comentarios en sus sermones sobre el gobierno, la crisis económica, el despliegue en Afganistán o el Papa de Roma, que el Vaticano ha considerado “poco justos”.

En las últimas semanas ha criticado que los recortes de impuestos, promovidos por los liberales y democristianos del gobierno, privarán a las iglesias de un 10% de sus ingresos. La canciller Merkel, hija ella misma de un misionero evangélico, salió en defensa de la libertad de opinión de Käßmann y dijo considerar “muy saludable” y “necesaria” la intromisión de los líderes espirituales en el curso de la vida política del país.