La OTAN admite haber matado a 12 civiles afganos por error

Al lanzar dos cohetes que se desviaron 300 metros y erraron en su objetivo de impactar contra un refugio insurgente

MIKEL AYESTARAN

Actualizado Domingo , 14-02-10 a las 21 : 24

Doce civiles muertos, diez de ellos de la misma familia, fue el balance de la segunda jornada de la gran ofensiva Moshtarak que la OTAN y el Ejército afgano mantienen en Marja, el gran feudo talibán de la provincia de Helmand, al sur de Afganistán.

Dos cohetes se desviaron trescientos metros de su objetivo e impactaron directamente en una casa provocando la muerte de sus ocupantes. “Lamentamos de verdad el fallecimiento de estos civiles”, declaró el máximo responsable de la fuerzas de ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad) Stanley McChrystal que prohibió el uso de las lanzaderas de cohetes que causaron las muertes.

Sin resistencia talibán, sin apenas oportunidad de entrar en combate, los artefactos explosivos improvisados (IED por sus siglas en inglés) son la mayor amenaza de los 15.000 efectivos de las fuerzas americanas, británicas, canadienses, danesas, estonias y afganas que tienen el objetivo de hacer llegar al Gobierno de Kabul a este punto y “ganarse a los afganos. La prueba auténtica es saber si podemos seguir controlando el territorio y si podemos dar seguridad a la población, y ganar sus mentes y sus corazones", confesó el ministro de Defensa británico, Bob Ainsworth. De momento el trabajo de los militares consiste en limpiar casa por casa esta localidad del distrito de Nad Ali en busca de los más de dos mil insurgentes que aquí residen, según los informes de las agencias de inteligencia, y de la munición y explosivos que pudieran guardar para futuras acciones.

"En Faluya era igual de intenso. Pero allí, empezamos desde el norte para avanzar hacia el sur. En Marja, hemos llegado desde distintos puntos y para confluir en el centro, así que estamos teniendo fuego desde todos los ángulos", declaró a la agencia Reuters el capitán de los marines Ryan Sparks. Como ocurrió en Irak, y al igual que en la ofensiva Golpe de Espada lanzada también en Helmand durante el verano, los marines han sido los elegidos para intentar resolver los problemas en una zona fuera de control pese a la presencia de más de ocho mil británicos a menos de cuarenta kilómetros de Marja desde hace ocho años.

España no baja la guardia

Los medios afganos siguen la ofensiva con atención y destacan la atención por los civiles que tiene la OTAN. Este sería el único cambio destacable desde la entrada en vigor del plan Obama, que pese al llamamiento al diálogo a los comandantes talibanes ha comenzado a implementarse en la zona más complicada del país con los mismos medios que empleó su antecesor en el cargo, George Bush. Las grandes ofensivas, como se comprobó en verano, causan a su vez inestabilidad en las provincias vecinas a las que acuden los talibanes en busca de refugio. Como ocurría en la época de los rusos, los insurgentes afganos huyen del combate abierto y esperan a que la situación se estabilice para comenzar con sus tácticas de emboscadas, bombas de carretera y atentados suicidas que ya han causado 73 bajas desde el inicio de año entre las fuerzas OTAN, las dos últimas en el primer día de esta ofensiva.

En distrito de Bala Murghab, al norte de la provincia española de Badghis, se ha convertido en uno de los santuarios talibanes en los que los militantes encuentran refugio cuando la situación se recrudece en el sur. Los informes de seguridad afganos alertan de la ruta de escape hacia el norte establecida por los insurgentes en verano y que atraviesa un provincia española cada vez más inestable.

Producción de opio

Sólo la provincia de Helmand produce el 42 por ciento del opio del mundo, según datos de la oficina de Naciones Unidas de la lucha contra la Droga y el Crimen, y Marja es el epicentro de las plantaciones de amapola. Los británicos han sido los encargados de intentar acercar a las instituciones de Kabul a la zona durante los últimos años, pero todos sus esfuerzos por cortar la principal vía de financiación de la insurgencia han sido un fracaso.