La Argentina de los Kirchner, con el agua al cuello

21 Febrero 10 - Buenos Aires - Ángel Sastre

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El rifirrafe sobre Malvinas desvía la atención de los problemas del país

¿Patriotismo desmesurado o cálculo político? Mucho se ha especulado esta semana sobre cuáles fueron los verdaderos motivos que llevaron a Cristina Fernández de Kirchner a desafiar al Gobierno inglés mediante un decreto que restringe el paso de los barcos con destino a las Malvinas. Aunque con esta medida la presidenta argentina volvió a reclamar la soberanía de las islas y el oro negro de sus profundidades, también desempolvó un viejo conflicto, justamente cuando su Gobierno evidencia claras muestras de agotamiento, la calle rebosa tensiones sociales, la inflación se desboca y los escándalos de corrupción crecen.

Y es que los Kirchner tienen motivos de sobra para agobiarse. Cristina Fernández se enfrenta por primera vez al dilema de cómo gobernar sin dinero y sin mayoría en el Congreso. Su urgencia por hacer caja se encontró con la resistencia de algunas instituciones, como el Banco Central, que llegó a recurrir a la Justicia para paralizar la entrega de 6.569 millones de dólares, procedentes de las reservas, para pagar parte de la deuda de este año. «El principal problema es la violación de la institucionalidad y la sensación de inseguridad jurídica, impotencia y pesimismo que genera», comenta a LA RAZÓN, Armando Cabral, un periodista independiente de Tierra de Fuego.

Todos contra los «K»
Pero el matrimonio «K» apunta también a otro enemigo: el diario «Clarín», que hace un mes revelaba la compra de dos millones de dólares por parte de Néstor Kirchner, justo antes de que el peso perdiese valor frente al dólar. El diario acusa al diputado de utilizar información privilegiada. Los Kirchner alegan que se trata de una conspiración en la que participan la oposición, la Justicia, los medios y hasta el vicepresidente.

Cristina Fernández heredó de su marido un gobierno con problemas de inflación y una crisis de credibilidad en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, cuestionado por la verosimilitud de sus índices de costo de vida, que algunos estudios privados han ubicado en más del triple de la inflación oficial, el 5,7%.

«Con ésto se oculta el deterioro del poder adquisitivo. El Gobierno dice que se trata de una revisión de los precios, pero es mentira. En vez de enfrentar el problema de la inflación con políticas apropiadas, les resulta más fácil distorsionar los índices», explica a LA RAZÓN, Jorge Repeto, analista de la Universidad de Buenos Aires. Y agrega: «Lo peor es que estos índices también se maquillan en aspectos como la pobreza, que el Gobierno estima en el 15% mientras que encuestadoras privadas la cifran en el 31%, o las tasas de criminalidad. A los porteños les "da bronca" que mientras a ellos les cuesta cada vez más llegar a fin de mes, los datos de la presidenta dicen que el país marcha bien».

La inundación colapsa Buenos Aires
Las fuertes lluvias que azotaron el viernes la capital argentina y sus alrededores dejaron un muerto, un niño desaparecido y a 50.000 usuarios sin servicio eléctrico. Los bomberos (en la foto) usan un bote para evacuar a ciudadanos en el barrio de Palermo.