El Opus Dei y el poder: un recuento de sus fieles que llegaron a ser ministros en el mundo
El Opus Dei y el poder: un recuento de sus fieles que llegaron a ser ministros en el mundo
El último es el titular de Educación nombrado en Chile por Sebastían Piñera. En el Perú tenemos a Rafael Rey
Sábado 20 de febrero de 2010 - 09:16 am
Fieles de la institución fundada por el español Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975) y cuyo nombre significa en latín “obra de Dios” ocupan una y otra vez altos cargos políticos. Y ahora cada vez más en América Latina, en países con gobiernos conservadores.
En Perú es pública la afiliación al Opus del ministro de Defensa, Rafael Rey, así como en Panamá la de la titular de Educación, Lucy Molinar. También el vicepresidente y canciller panameño, Juan Carlos Varela, aparece entre los promotores de centros educativos vinculados a “
DESDE UN PRINCIPIO
Cuenta Luis Carandell en su libro “Vida y milagros de monseñor Escrivá de Balaguer”, que el sacerdote y hoy santo exclamó “¡Nos han hecho ministros!”, al nombrar el general Franco ministro en
El Opus Dei, única “prelatura personal” de
Sea como sea, el Opus insiste en que solo “unos pocos” miembros ocupan altos cargos en la política o en empresas. Según el Anuario Pontificio, al Opus Dei pertenecen más de 87.000 personas, menos del dos por ciento sacerdotes. Su gran mayoría son hombres y mujeres sin votos religiosos y que se dedican a las profesiones más diversas, desde las que tratan de vivir su fe en el día a día y hacer proselitismo, en medio de la sociedad.
COSTUMBRES PARA TODOS
El que no lleven hábito no quiere decir que no recen: Sus prácticas religiosas diarias incluyen la misa, comunión, 30 minutos de oración por la mañana y 30 por la tarde, rosario, ángelus, lectura del evangelio y libros espirituales, visita al sagrario, examen de conciencia y preces, una oración particular del Opus.
Supernumerarios como Lavín o Kelly están casados y se comprometen a realizar una aportación económica al Opus acorde a sus posibilidades. Numerarios como Rey se mantienen solteros, viven en residencias con otros miembros y entregan todos sus ingresos.
Según el Opus Dei, la afiliación “ni se pregona, ni se oculta” y es cada miembro quien decide hacerla pública o no. Lavín, ex alcalde de Santiago y cuyo hermano Andrés, sacerdote, es el máximo responsable del Opus en los países bálticos, se dejó retratar incluso en el documental crítico “El Opus Dei, una cruzada silenciosa” (2006), de Marcela Said y Jean de Certeau.
Otros como Kelly son más discretos. “Mi fe es un asunto espiritual íntimo. Los políticos tenemos derecho a una vida privada”, afirmó al llegar al gobierno de Blair en 2004.
En su web , la organización defiende su carácter “exclusivamente espiritual” y afirma que, en cuestiones profesionales, sus miembros actúan “con completa libertad y responsabilidad”. Según el texto, también en política tienen “la misma plena libertad que los demás ciudadanos católicos”, sin que el Opus les dé órdenes o tan siquiera aconseje en este terreno.
TENDENCIA CONSERVADORA
Aun así, afiliados al Opus Dei aparecen asociados sobre todo a partidos conservadores. En España, por ejemplo, durante el gobierno de José María Aznar eran del Opus el ministro de Defensa, el fiscal general del Estado y el jefe de la policía. En 2004, con la llegada al poder del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, la presencia de “opusdeístas” en los más altos cargos se redujo a cero.
No obstante, casos como la laborista Kelly o la senadora italiana Paola Binetti, de la alianza de centro-izquierda El Olivo, prueban que también se encuentran fuera de la derecha. En España, pese al apoyo de ministros del Opus Dei a la dictadura, los numerarios Antonio Fontán y Rafael Calvo Serer dirigieron el diario opositor “Madrid”, clausurado por Franco en 1971.
Alberto Moncada, autor de libros críticos sobre el Opus Dei, resta importancia a la influencia política de sus miembros y estima que su verdadero poder reside en su amplia red de centros educativos, algunos de prestigio internacional. Entre estos se encuentra la escuela de negocios IESE en Barcelona, cuyo master en administración de empresas lidera el ranking de “The Economist”.
“Le doy mucha importancia a sus centros de formación empresarial. Aparte del de Barcelona, hay en México, en Navarra, etc. Estos colegios han sabido dar con ese tipo de gestor neoconservador, capitalista a ultranza y muy leal que interesa a las empresas”, afirmó el sociólogo en una entrevista reciente.
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