EEl lado oscuro del padre Arana

La ambición del sacerdote
La ambición de un buen sacerdote lo convirtió en un poseso contra su propia Iglesia. Marco Arana es el ejemplo claro que los caminos al cielo son angostos y varios de los hijos de Dios optan por los senderos anchos del facilismo, del obtener poder por el poder, de entregarse a las viciosas costumbres de mentir en la política para llenarse de la satisfacción del ego.

Como sacerdote diocesano fue un enviado de la Iglesia para proteger a las comunidades campesinas del abuso de las mineras y esa era su obligación para con Dios y como humano pero él mismo lo convirtió en trampolín político, pues dio la espalda al crucifijo y se enfrascó en la mundana lid por el poder. Pero toda historia tiene un comienzo y la de Arana Zegarra comenzó hace 47 años en Cajamarca.

Vida de estudio y polémica
Estudió Sociología en la Universidad Nacional de Cajamarca y fue presidente del Centro Federado en su facultad. Tiene estudios de Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma; de Educación, en el ISP Juan Pablo II de Trujillo y Universidad Marcelino Champagnat y una Maestría en Sociología, especialidad en Gestión y Políticas Públicas (PUCP 98-99).
Es sacerdote Diocesano, fundador y promotor del Colegio Cristo Ramos, de Porcón; fundador y director ejecutivo del Grupo de Formación e Intervención para el Desarrollo Sostenible (Grufides) (2001-2002) y comisionado de la Mesa Departamental de Lucha contra la Pobreza de Cajamarca (2001-2002).

El sacerdote
De lejos se veía ya su cercanía con la polémica, con la guerra humana contra su misma especie, obviando el mensaje de Cristo aquel de «al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios», máxima del sacerdote, del representante de Dios en la Tierra, quien debe mantenerse alejado de las batallas del pecado humano y sólo evitar que aquellas dañen a los más débiles y bregar con el ejemplo personal, para que el Hombre vire 180 grados hacia la Palabra. Pero para Marco Arana el objetivo era otro. La vanidad del caudillo le infectó el alma y prefirió los cantos de sirena de aquella izquierda burguesa, gritona en los cafetines y en las conferencias pero muda a la hora de pasar por caja. Les escuchó y se dejó conquistar, convirtiéndose en títere del ateísmo y de los enemigos de la Iglesia para demolerla por dentro.

El poseso
La posesión demoníaca lejos de la connotación mitológica o circense que muchos le quieren dar, se ve en nuestros días cuando un ser humano entregado a Dios muta en un engendro siguiendo las directivas del mal. No pudo soportar las tentaciones del poder terrenal y se ha enfrascado en una batalla cuasi personal, impulsándose en los nativos, para la fama, el dinero y el poder.

Marco Arana, empezó a taladrar las bases de la Iglesia Católica peruana al, en agosto del 2009 escupir los zapatos del Cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima y Primado de la fe en el Perú, cuando éste le rogó no postular ni entrar en la política. «Yo debo dar cuentas, en caso decida asumir una candidatura política, es al obispo de Cajamarca y no con el monseñor Cipriani, quien no tiene potestad en Cajamarca. El cardenal Juan Luis Cipriani es el arzobispo de Lima, pero no tiene injerencia en otra diócesis del país, aunque quisiera tenerla como en el caso de la Universidad Católica», señaló. Entró de lleno a soliviantar al clero.

Enemigo de la vida
Arana anunció poco después que dedicará todo su tiempo a su carrera política con miras a las elecciones presidenciales de 2011 y ofreció mantener un Estado laico y apoyar la reglamentación del llamado aborto terapéutico, tras fundar el movimiento Tierra y Libertad, el 24 de julio del 2009. «Consideramos un Estado laico, lejos del influjo de tutelas religiosas, económicas y militares», enfatizó, y dijo que el aborto «es un mal moral» y que apoya la reglamentación de una ley ya existente que lo permite cuando la vida de la madre está en peligro.

Arana fue suspendido
El monseñor Carmelo Martínez Lázaro, Obispo de la diócesis de Cajamarca suspendió «A Divinis» a Arana Zegarra el 28 de enero último, tanto por su participación en política partidaria como por haberse pronunciado a favor del aborto en reiteradas ocasiones.

La decisión de la suspensión, anunciada a Arana mediante una carta oficial de la diócesis fechada el 4 de enero, se tomó luego que el Obispo solicitara al sacerdote en reiteradas ocasiones distanciarse del activismo político y corregirse sobre la opinión expresada públicamente y en diversas ocasiones de que el aborto es «un tema de conciencia de la mujer», contraviniendo las enseñanzas de la Iglesia y contra toda ley natural que atenta contra la vida.

Permanece en rebeldía
Monseñor Martínez señala en la carta que, a pesar de los reiterados pedidos de distanciamiento de la política partidaria y de clarificación de su postura respecto del aborto, el P. Arana ha permanecido en la rebeldía. La suspensión implica que el sacerdote no podrá utilizar hábito talar –que nunca utilizó–, ni celebrar Misas o sacramentos en público, mientras no enmiende su conducta. Conducta que parece lo llevará a su propia perdición.